[Texto obtenido del libro de ANA M. GALILEA ANTÓN "Aportación al estudio de la pintura gótica sobre tabla y sarga en La Rioja", I.E.R. 1985]
Descripción
Óleo sobre tabla. Tamaño: Abierto: 1,28 x 0,93 m.; cerrado: 1,28 x 046 m.
El tríptico está concebido a modo de retablo, con una escena principal en el centro, y seis secundarias en las alas, superpuestas tres a cada lado a modo de calles laterales.
La tabla central representa a "San Antonio Abad", vestido con el hábito de la orden por él fundada, la de los antonianos. Generalmente lleva hábito talar, de color negro, con manto igualmente oscuro y capuchón del mismo color. En la mano izquierda porta un bastón terminado en una "tau" griega, asiendo a la par las campanillas empleadas tradicionalmente por los ermitaños para espantar a los diablos que acudían a tentarlos. La imponente figura de San Antonio reposa sobre una llama en el suelo, invocada según J.F. Roig "en la enfermedad cutánea popularmente llamada fuegos de San Antón". A sus pies está el cerdo, que le acompaña siempre y a ambos lados del animal dos diminutas figuras humanas que representan a los donantes, un hombre y una mujer, realizadas a una escala menor, pues se aplica la llamada perspectiva jerárquica.
En "San Antonio visita a San Pablo Ermitaño" se recoge la aparición del ángel que acude diariamente a traer el alimento al anciano ermitaño, pero con la salvedad del milagro que duplica los panes y ahora aporta dos unidades para dos comensales.
Junto a ella la otra escena más popular de las representadas con relación a la vida del santo es la de "San Antonio recibe la tentación en forma de mujer", la cual se le aparece sencillamente ataviada, portando en su mano derecha un ramillete de flores. Tiene garras de ave de rapiña y simboliza la tentación de la carne, a la que el santo tuvo que vencer durante numerosas ocasiones a lo largo de su retiro en el desierto.
"San Antonio recibe la visita de los diablos" es una escena movida, cuyos personajes muestran una actitud dinámica, creando sensación de movimiento el plegamiento de los miembros anatómicos y los propios pliegues del hábito que rompen el plano vertical de caída a base de ligeras ondulaciones.
"Cómo los diablos daban palos a San Antonio" reza la inscripción que hay sobre la escena en que una turba de diablillos apalean al santo con bastones y gruesos palos hasta dejarlo semiinconsciente tendido en el suelo.
El artista sitúa el "Hallazgo del oro por San Antonio" en el marco ya habitual, a la puerta de la cabaña del santo, cuyo rostro muestra asombro al ver a sus pies un objeto dorado y refulgente, pero no osa acercarse a él.
El pintor concluye la serie con "San Antonio recibe la visita de San Atanasio", el cual es considerado como el campeón de la ortodoxia oriental contra los arrianos y posteriormente será uno de los biógrafos de San Antonio.
Estilo
En esta obra el interés se centra, más que en la ambientación que se repite en los episodios de la vida del santo narradas en las puertas, en la propia iconografía, es decir en la intención de dar a conocer hechos que fueron protagonizados por el titular.
El estilo tiene influencias nórdicas, pero se ha hispanizado. Las figuras gozan de gran expresividad, y en algunos ejemplos, como en la tabla central se refleja una viril energía. La línea de los contornos es cerrada, permitiendo una nítida separación entre los colores, que son rojos, azules y verdes, reservándose el oro para nimbos, el brocado del fondo en la tabla central y algún otro detalle.
El sistema compositivo es simple por la presencia de pocos personajes en las escenas, cuando éstos son más numerosos se aplica la perspectiva ascendente. La profundidad se refleja a través del pavimento en la tabla central, o mediante la disminución del tamaño de los objetos a medida que se alejan del primer término en el resto de las escenas.
La luz es natural y el dibujo enérgico, consiguiendo unos pliegues acartonados y una sólida consistencia en todos los objetos representados.
El autor y su época
La obra debió realizarse por un maestro local, de tradición popular, que con gran ingenuidad consigue una fuerte resonancia entre los fieles del lugar. Se inspiraría en la realidad que le rodeó, caracterizándose por una gran fuerza cromática, que se ha visto atenuada por el paso del tiempo, a lo largo del cual se ha amarilleado el barniz. Supo plasmar en los rostros una expresión beatífica, y unos rasgos marcados con las partes de la cara bien modeladas.
Utiliza inscripciones en letra textual caligráfica, que permiten identificar todas las escenas representadas de la vida del santo, contada por San Atanasio y San Jerónimo, y que fue popularizada por La Leyenda Dorada en el siglo XIII. No obstante, las leyendas sobre su vida se difundieron en el siglo XV por una traducción del latín al francés llevada a cabo por Pierre de Lanoy. Con ello queda patente el primitivismo en el estilo del maestro, si tenemos en cuenta la fecha tan avanzada de su realización, que habría que situar a fines del siglo XV.